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Joseph Cartaphilus

Psicología

Nuestra Existencia

Nuestra Existencia

            Todas las manifestaciones humanas, tanto aquellas que reflejan nuestros impulsos más elevados como las que revelan el lado más oscuro de nuestra naturaleza, constituyen en su conjunto, una fuerza que actúa sobre lo que nos rodea y se expande sinérgicamente hasta dibujar el rostro, la personalidad de cada uno de nosotros, de cada ser. El complejo mundo que habitamos, conforme las fuerzas que lo dominan nos hacen mutar para bien o para mal y, es también escenario y consecuencia de todas esas huellas que conocemos de nosotros como especie..            Desde que la humanidad se bastó a sí misma – amén de ciencias exactas y sociales – que han llegado muy lejos y están dejando constancia de nuestra existencia. Todo este conocimiento nos pertenece como especie, pero a la vez no, es prestado. Forma parte de nuestro acervo humano, pero también de nuestra condición de seres civilizados que vivimos en la era pos moderna.            En este aspecto, nuestro presente es muy basto, tanto que no parece alcanzar nuestros sentidos para abarcar la constelación de mensajes y estímulos que recibimos en cada momento; ¿ Quién de ustedes siente cómo los atraviesan los rayos cósmicos ?. No obstante, nuestra mente renueva su capacidad de elaborar respuestas para cada uno de ellos a un vertiginoso ritmo que apenas sí nos percatamos, gracias a las cuales los seres humanos somos capaces de sobrellevar nuestras adversidades y encontrar soluciones prácticas. Pero esta herramienta, la mente, puede volverse en nuestra contra, si en lugar de aventurarnos en nuestro Yo para establecer la razón  de nuestra existencia y reconocernos en ella, permanecemos ayunos de lo que nos sucede interiormente a la hora de poner en marcha el motor de nuestra conciencia.            Por el contrario, necesitamos tener plena conciencia de nuestro ego, de nuestros apegos, instintos e impulsos que nos mueven o nos detienen en cada una de nuestras evoluciones. Sólo así es posible comprender más allá de los límites que nos impone nuestra sociedad y el momento histórico que nos toca vivir, con toda su carga moral, cognitiva, emocional  y publicitaria.            Sabemos que el tiempo histórico es, en cierto modo, relativo; y como hemos visto hubo hombres que se adelantaron a su tiempo y se atrevieron a derribar los moldes establecidos, pero lo cierto es que en diferente medida, todos tenemos esos instintos, esos apegos, sólo que algunos pocos con plena conciencia y voluntad. Empero algunos, muchos ni siquiera sospechan que poseen un gran tesoro.    

 " El que mira para afuera, sueña. El que mira para adentro, despierta." C. Jung